
Cruzando el mapa: memorias del himno del atardecer
La primera vez que escuche hablar de la Escuela Panamericana del Desasosiego EPD, fue a través de Luis Croquer, uno de los colaboradores del proyecto en Nueva York. Para entonces únicamente había visto la obra de Pablo Helguera en la Octava Bienal de la Habana, y había leído sus crónicas periódicas en la revista Artnexus.
Pocos meses después de enterarme de la existencia del proyecto, recibí un mensaje. Fue la propuesta de la EPD y, a partir de ese momento en la organización Mujeres en las Artes, MUA nos aventuramos a emprender este viaje.
Tras constantes intercambios de mensajes sobre las ideas del desarrollo propiamente del proyecto y la circulación del mismo, se fueron generando las condiciones para se situara en Honduras, la experiencia fue como reunir todas las partes de un rompecabezas. Habría que tomar en cuenta un factor pocas veces considerado en nuestro medio artístico local; emplazar en la esfera pública una estructura física y conceptual como la EPD. Fue uno de los retos más significativos para nuestra experiencia como gestores en este momento.
Constantemente nos preguntarnos cuál sería su impacto y como asumirían los artistas este proyecto en su propio contexto. También había que sumar la pertinencia de las dinámicas de reflexión, dentro de este gran historial del panamericanismo, en un país como Honduras con una diversidad cultural latente en medio de la nueva geo-política social de Centroamérica.
Por otra parte, el entorno social, político y cultural de la instalación de la EPD jugaba un papel determinante. La Plaza “La Merced” rodeada de los principales edificios públicos de la vida política y religiosa de Tegucigalpa, connotaba lo que el propio Pablo Helguera redacto en la bitácora del Día 66:
“La Plaza de la Merced en Tegucigalpa es el epicentro de la ciudad, el comercio, la vida pública, y los problemas urbanos de la vida Hondureña. Los indigentes que rodean la plaza estaban ansiosos por desmantelar la escuela por cuenta propia para usar los materiales para sus chozas. Una mujer me preguntó si yo era evangelista. “porque aquí todos somos católicos, ¿sabe?”. Otra mujer me imploró que ayudara a su hija enferma, “porque no tenemos acceso aquí a gente importante como usted.” El abrumador rio de peticiones era de toda índole, desde monetarios hasta laborales y espirituales. La frustración, la sensación de abandono, era sobrecogedora. En los países del norte, el público tenía el lujo de preguntar si esto era arte; aquí venía a saber si podían encontrar algo a que sujetarse”.
Hasta este momento, la EPD había causado un gran eco. Sin embargo, la realización de la ceremonia de clausura con la declaración del Discurso Panamericano de la Ciudad de Tegucigalpa, y la interpretación del Himno “Panamerica” durante el atardecer del 25 de julio del año 2006, proclamada por Pablo Helguera desde el balcón del ex convento de la Merced, también conocido como el Antiguo Paraninfo Universitario, porque albergó la primera Universidad en Honduras, hicieron resonar las connotaciones simbólicas dentro de este imaginario. La plaza, lugar de la voz pública y de las luchas de los movimientos obreros, se convirtió en escenario y caja de resonancia, para “La voz hemisférica” propuesta por Helguera en su composición.
Habían trascurrido tres días, de intensa actividad preparativa, cuando Adetty Perez, documentalista del proyecto y yo contemplamos la llegada de la “Panamericana”, con el emblema en su costado, y con Pablo Helguera y Arturo Cerrato. Arturo era el conductor del trayecto desde El Amatillo en la frontera hasta Tegucigalpa, iniciábamos así nuestro primer encuentro de lo que sería el punto cero, de un viaje -simétrico y poético- a la vez, estableciendo una constelación de enlaces espirituales. Una experiencia que dio pie a una onda expansiva entre dos de sus principales sujetos históricos: Marie Smith Jones y Cristina Calderón, ambas consideradas los principales eslabones territoriales y existenciales de este proyecto panamericano.
Bayardo Blandino
Director Artístico y Curatorial
Centro de Artes Visuales Contemporáneo de Mujeres en las Artes
CAVC/MUA
Nota:
Titulo tomado del original: “Himno del Atardecer” / “Evening Hymn” / ( Collage 9” x 12”), 2007